jueves, 26 de marzo de 2009

DEL LLANO A LA MONTAÑA, ABRIENDO CAMINOS CON SU FUTURO AL HOMBRO

El ardiente sol de medio día ardía en su cabeza y el sudor de su frente, cubría todo su rostro. La piel fina y trigueña reflejaban en la sonrojes de sus pómulos el sin sabor de un conflicto y el esfuerzo de un hombre del campo. El brillo y la tristeza en sus ojos ante “el rechazo y las injusticias de la vida” brotaban como lágrimas que corrían por su piel. Llegar a un lugar ajeno, a la ciudad, al ruido y la contaminación lo agobiaban; pero más aun lo hacia, el no poder brindar las comodidades que antes tenían, y no anhelar; todavía, un prospero futuro para sus hijos.

Huir día tras días de los defensores de espacio público, no solo era una carrera por salvar la mercancía, sino una carrera con la vida. Aunque, corridas y trechos largos, ya había caminado antes de llegar a la capital de la montaña.

Julio Martínez en compañía de su esposa y tres hijos, llegó a Medellín desplazado por el “eterno conflicto del país”. Él, un campesino del Llano Colombiano hasta hace 4 años, con un hogar prospero y armonioso, había labrado su “tierrita con sudor pero ante todo con amor”; sin embargo este amor a su tierra, a su hijos y a su vida campesina lo habían convertido en blanco de legales e ilegales; cuando los cultivos de coca se apoderaron de su suelo y tanto las fumigaciones como la presión de ambos bandos atentaban contra la seguridad de él y su familia. Con las pocas pertenencias rescatadas al hombro, viajaron hacia Medellín buscando refugio en viejos amigos. Sin embargo, Julio un hombre de 46 años, acostumbrado al trabajo desde niño, llegó a Medellín a rebuscársela por los suyos y a vender en las calles del centro de la ciudad, aunque su condición de desplazado y de vendedor ambulante y/o informal, se convertía en un desafío, cuando las puertas se cerraban en sus narices.

Aquella tarde de septiembre, el temido camión blanco arrasó con su mercancía, pero más que la impotencia por saber que sus ventas no eran permitidas debido a cualquier ley absurda; realmente lo llenaba de ira, tristeza y dolor saber que las humillaciones se venían repitiendo por unos que se creían con todo poder.



Después de la batida con los uniformados (defensores de espacio público) y tras algunas agresiones verbales y físicas de parte y parte, Julio apoyado por una artesana experta en las difíciles ventas ambulantes en Medellín, convenció a Julio de poner su caso en manos de los directivos de la Defensoría de Espacio Público, ya que según Astrid, artesana en el centro de la ciudad,: “la insistencia y el no quedarse callado son las mejores armas para evitar las injusticias”.
Con los ojos brillantes y después del sin sabor que le dejó la discusión con los “defensores”, Julio acudió a la Defensoría de Espacio Público y con ayuda de una funcionaria encargada de los derechos de los vendedores informales logró una citación para ser reubicado.

Pasados algunos meses, Julio, aún con mercancía al hombro y ya con cadenas de las cuales cuelgan algunos celulares, habla de cómo tiene que rebuscársela con nuevos “medios de entrada”. Ya no sólo habla de él, sino de algunos de sus hijos quienes ahora estan en “el negocio”. “Trabajar en la calle es duro y mas si se piensa en un pasado mejor. Ya toca acudir al servicio de minutos que es rentable en cierta parte y ahora es necesidad tanto de uno, como de quien solicita el servicio”. Aunque aun los bolsos, artículos por temporadas y los minutos a celular hacen parte de las herramientas para conseguir el sustento diario, la Defensoría de Espacio Público por su parte, después de la queja de Julio por los abusos de algunos defensores, le dio la posibilidad de una capacitación que recibió su esposa, “manipulación de alimentos y algo sobre pequeñas empresas, nos da la posibilidad de buscar mas recursos y tal vez montar una chasita de alimentos o dulces que la gente consume con frecuencia”.

Al finalizar aquella tarde, Julio, después de narrar parte de los pedregosos caminos que ha recorrido y con una mirada más brillante y esperanzadora, esperaba que después de tantas tormentas llegara la calma, y las puertas de esta ciudad se le abrieran para encontrar, ya no un futuro llano, pero tal vez si, uno montañoso.

miércoles, 18 de marzo de 2009

“Dice Nefertiti que ella no confía en aquellos que no se toman ni un trago. Algún demonio muy hondo tendrán que ocultar.

…Y si quieren, que me encanen. Si me encanan, llevaré una cuerda. Si me quitan la cuerda, llevaré los cordones de los zapatos. Si me quitan los zapatos, dejaré de respirar. Para qué respirar donde no hay libertad.


Creo que ya se me pasó el efecto. No creo que me haya hecho ningún daño. El que se sienta dañado por mí, que arroje la primera piedra...” [1]


[1] tomado de: http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/hector-abad-faciolince/columna127318-columna-enmarihuanada

viernes, 13 de marzo de 2009

ESTALLIDO SIN MEMORIA

La olla a presión siempre presente,
La basura siempre olorosa,
Pero en un país sin memoria,
Un "nuevo" estallido parece novedad.

UNA ESPECIE BRUTAL

"Que no hay ser mas desarrollado, que el ser humano"
decía alguien; pienso entonces,
que se referia a su desarrollo egoista, despiadado y brutal.
Porque cuida más un animal de sus hijos,
que el hombre de su especie.

miércoles, 11 de marzo de 2009

---------UN BOOM PORTÁTIL -----------
Cambios interminables e inimaginables


¡Ring, ring, ring!, sonaba el novedoso aparato con teclas y antena en pocas oficinas y hogares del mundo. La invención de la comunicación inalámbrica y la fusión con el teléfono, tenían desconcertados a curiosos y usuarios, quienes en un aura de orgullo y poder exhibían la escasa sensación.

El celular, curioso y atractivo, desfilaba en las páginas y notas de los diferentes medios a mediados del 83 y el 84, llegando como el boom del siglo y destinado a dejar una huella duradera. El Motorola DynaTAC 8000X apareció por primera vez en el año de 1983; con un peso aproximado de 73 gramos y un pequeño display[1], que había revolucionado en cuestión de “portabilidad y comodidad”. Sin embargo como una avalancha, las ofertas no tardaron en aparecer y el Motorola fue siendo opacado por diseños mejorados.

Más rápido que el tiempo; las formas, tamaños y colores en los celulares se multiplicaron, y actualmente el acceso al servicio es más demandado que el de la misma telefonía fija. Los celulares han pasado de mensajes de voz y texto, a conexión a Internet, fotografía, audio y vídeo. Se han venido y se vendrán cambios interminables y portabilidad inimaginable.









Por su parte, países como Colombia no son ajenos al fenómeno y por el contrario aparecen como potenciales consumidores del servicio. Es tanto que ciudades como Medellín son invadidas por ofertas de compra y venta de celulares, mercado en linea y aun no hay una regulación con respecto a los minuteros que hasta en los trasportes de servicio público son utilizados.

“Ser taxista no es suficiente para sostenerme y mucho menos con esta crisis económica, por eso toca rebuscársela como sea y el servicio de minutos en el carro, es una forma de apoyarme económicamente, además los pasajeros consideran que es una oferta original y cómoda”, dice Miguel quien maneja taxi en la ciudad y adiciona el servicio de “MINUTOS A $200”.



[1] http://carlacruz.nireblog.com/

domingo, 8 de marzo de 2009