Nació de una tormenta, en el sol de una noche, que rompió el cascarón cuando se creía inobservada. Quizás buscaba siluetas o algo semejante, mientras su caminar a destiempo desentonaba con el cotidiano agite de la ciudad, que iba sumiendo su grisáceo cemento en el anaranjado cielo de atardecer.
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